El duelo se transforma según la religión: desde el silencio de los Testigos de Jehová hasta los rezos del Islam o el ciclo sin fin del budismo. Especialistas piden sumar a líderes religiosos en emergencias.
El último adiós según la fe: rituales funerarios en el mundo
Cada religión afronta la muerte desde su cosmovisión. Esta diversidad se hizo evidente en la I Jornada sobre Multiculturalidad y Duelo, donde psicólogos y líderes religiosos propusieron trabajar juntos en casos de emergencia para contener a los familiares desde el primer momento del duelo.
“Necesitamos integrar a líderes religiosos en el acompañamiento a las familias cuando ocurre una tragedia”, explicó Isabel Lantigua, organizadora del encuentro.
En este contexto, se analizó cómo varía el ritual funerario en las principales confesiones religiosas. Mientras algunos ritos privilegian la purificación del cuerpo, otros centran su atención en el alma o en el acompañamiento comunitario.
Judaísmo: un año de duelo estructurado
David Levy explica que en el judaísmo, el acompañamiento al moribundo es esencial. El cuerpo se lava, se cubre con un sudario blanco y se evita la cremación. El entierro es en tierra, con un féretro sin adornos.
El proceso de duelo pasa por cinco etapas: Aninut, Lamentación, Shivá, Sheloshim y un año sin fiestas. Se recita el Kadish, se rasga la ropa y se evita el uso de cosméticos o el rasurado, como muestra de dolor.
Budismo: la rueda del karma
Según Enrique Caputo, de Soka Gakkai España, el budismo considera la muerte como parte de un ciclo. Se lee el Libro de los Muertos al fallecido, se vela el cuerpo durante siete días y luego se crema. Las cenizas suelen esparcirse en un río.
Durante 49 días, la familia realiza ofrendas. Cada gesto ayuda al alma en su tránsito hacia una nueva existencia.
Catolicismo: entre el consuelo y la eucaristía
El sacerdote Jesús Martínez Carracedo destaca que los ritos católicos incluyen la unción de los enfermos y una misa de despedida. La cremación está permitida, y suele haber flores en el ataúd.
La Iglesia invita a donar órganos y a realizar misas en memoria del fallecido a los seis meses o al año. “Es una forma de decir que la persona sigue viva en el recuerdo”, dice Carracedo.
Testigos de Jehová: sobriedad sin símbolos
Aníbal Matos asegura que sus rituales carecen de ornamentos. Se realiza un breve discurso bíblico y se opta por la cremación. No hay velas ni flores, pero sí mucho acompañamiento comunitario.
“No sentimos desesperación, sino una tristeza serena basada en la esperanza de la resurrección”, explica Matos.
Islam: purificación y orientación hacia La Meca
Para los musulmanes, la muerte es un decreto divino. El cadáver se orienta hacia La Meca, se lava y se envuelve en algodón blanco. La cremación está prohibida.
“El funeral debe ser rápido y sencillo. Se recita el Corán y se recuerda lo mejor del fallecido”, afirma Abdelaziz Hammaoui, del Centro Islámico de Valencia.
Iglesias Evangélicas: fe y comunidad
El pastor Emmanuel Buch indica que la muerte es dolorosa pero no definitiva. Se vela el cuerpo en presencia de líderes religiosos y se realiza un servicio con cánticos y lectura bíblica.
“Para nosotros, la muerte no es el final, sino el paso a la eternidad”, afirma Buch. No hay símbolos religiosos visibles ni elementos decorativos.
La muerte como espejo cultural
Aunque las creencias varían, todas comparten un fin común: ofrecer consuelo, rendir tributo al fallecido y acompañar a quienes se quedan. La muerte, más que un final, es un reflejo de lo que cada cultura cree sobre la vida.