Especial.- La muerte y sepultura de Jesús de Nazaret, documentada en los Evangelios, estuvo determinada por las prácticas funerarias judías del siglo I en Palestina. Las restricciones religiosas del Shabat y la necesidad de sepultar el cuerpo con rapidez marcaron los detalles de su entierro, reflejando costumbres y valores de la época.
Tiempo de sepultura restringido por el Shabat
La crucifixión de Jesús fue una sentencia romana, reservada para crímenes graves. Una vez fallecido, la Ley judía prohibía dejar su cuerpo expuesto, especialmente en vísperas del Shabat (Deuteronomio 21:22-23). Para cumplir con esto, José de Arimatea, seguidor de Jesús y miembro del Sanedrín, solicitó permiso a Poncio Pilato para enterrar el cuerpo antes del inicio del día sagrado.
Preparación y limitaciones de la unción
Según la tradición, el cuerpo debía lavarse y ungirse con aceites y especias aromáticas. Sin embargo, la cercanía del Shabat impidió completar este ritual. María Magdalena y otras seguidoras de Jesús planearon regresar a la tumba después del Shabat para finalizar la unción, como menciona el Evangelio de Marcos (16:1) y Lucas (24:1).
Entierro en tumba de roca
Jesús fue colocado en una tumba de roca, práctica común en las clases altas judías de la época. La tumba, propiedad de José de Arimatea, estaba cerca del sitio de crucifixión, lo que facilitaba cumplir con las normas de sepultura rápida. Una gran piedra sellaba la entrada, como era habitual.
Costumbre de luto y visita a la tumba
La tradición judía establecía días de luto tras el entierro, que incluían visitas a la tumba para orar y honrar al fallecido. La visita de las mujeres al tercer día buscaba finalizar el embalsamamiento y reflejaba esta práctica. Esta visita marcó, en el relato cristiano, el hallazgo de la tumba vacía y el inicio de la creencia en la resurrección.
El ritual de Jesús: Pilar para la fe cristiana
La resurrección de Jesús, tres días después de su entierro, transformó este rito funerario en un símbolo central para los primeros cristianos. La creencia en la resurrección convirtió el sepulcro de Jesús en un mensaje de esperanza y vida eterna, estableciendo el fundamento de la fe cristiana en la vida después de la muerte.
Una sepultura rápida y trascendental
El entierro de Jesús de Nazaret fusionó las tradiciones judías de su época y el impacto de su resurrección. Su rápida sepultura y el posterior encuentro con el sepulcro vacío trascendieron los límites de una tradición para establecer un mensaje espiritual que perdura en el cristianismo hasta hoy.
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