El día que Francisco se arrodilló ante pastores evangélicos: un acto ecuménico que marcó la historia

El día que Francisco se arrodilló ante pastores evangélicos: un acto ecuménico que marcó la historia

En junio de 2006, en el mítico Luna Park de Buenos Aires, ocurrió una escena que marcaría un antes y un después en el ecumenismo cristiano. Jorge Bergoglio, entonces arzobispo de la ciudad y futuro Papa Francisco, se arrodilló humildemente para recibir la oración de un grupo de pastores evangélicos, ante la mirada atónita de más de 6.000 asistentes.

Una escena conmovedora y espontánea

El gesto no fue planificado. Al final de su mensaje, Bergoglio pronunció una de sus frases recurrentes: “Quiero pedirles a los pastores que recen por mí”. Los líderes evangélicos lo tomaron al pie de la letra. Se levantaron, lo rodearon y, con las manos sobre su cabeza, oraron con fervor.

Nadie supo si se rompió algún protocolo. Pero muchos comprendieron que habían sido testigos de un acto de amor que superaba siglos de división.

Años de oración y amistad

El gesto no fue aislado. Desde 2001, Bergoglio había promovido la oración interreligiosa, incluso en plena crisis argentina. Cada miércoles por la tarde, sacerdotes católicos y pastores evangélicos se reunían en el arzobispado para orar por el país.

Allí nació una amistad basada en la fe compartida. “En esas reuniones desaparecían las diferencias. Todos éramos cristianos clamando por misericordia”, relatan testigos del proceso.

Creces: una comunión real en el Espíritu

El evento de 2006 fue organizado por la Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu (Creces), una iniciativa que promovía la unidad desde 2003. Bergoglio no solo asistió como representante católico, también facilitó la presencia del predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa.

Participaron, entre otros, el pastor Carlos Mraida, el cantante Marcos Witt, Norberto Saracco y el italiano Giovanni Traettino.

Un Papa para todas las religiones

La apertura ecuménica no terminó allí. Ya como Papa, Francisco continuó fortaleciendo puentes entre credos. En 2014, visitó la comunidad evangélica de Traettino en Caserta y pidió perdón en nombre de la Iglesia por los conflictos históricos.

En Roma, mantuvo diálogos con líderes evangélicos, musulmanes y judíos. Para él, “todas las creencias tienen un punto de conexión”. Su amistad con un jardinero pentecostal, con quien oraba cada semana, lo confirma.

Citas que inspiran

“¡Qué lindo ver que no nos tiramos piedras! ¡Qué lindo ver que nadie negocia en el camino de la fe!”, dijo Bergoglio entre ovaciones.
“Me pidió que orara por él. No sabía quién era. Me conmovió su humildad”, recordó Juan Francisco Taboada, joven adventista de 22 años.

Prensa Grupo Rosete
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